lunes, 8 de febrero de 2010

La Princesa de Caraman-Chimay

Clara Ward (1873 – 1916) fue una rica socialite americana que casó con un príncipe belga y cuya historia llenó las columnas de chismes de dos continentes durante fines del siglo XIX y principios del XX. Había nacido en Detroit, Michigan, en 1873; hija del Capitán Eber Brock Ward y su segunda esposa, Catherine Lyon. Ward era un hombre de inmensa riqueza, conocido como el primer millonario de Michigan, y murió cuando Clara tenía menos de dos años de edad. La madre de Clara heredó los holdings, que fueron administrados por su hermano, Thomas R. Lyon.

Clara obtuvo la atención pública en 1890 cuando fue anunciada la visita a los Estados Unidos de un distinguido ciudadano belga, Marie Joseph Anatole Pierre Alphonse de Riquet, Príncipe de Caraman-Chimay, miembro de la Cámara belga de Diputados, quien propuso matrimonio a la muy joven y muy atractiva hija de la rica familia Ward.


Clara, Princesa de Caraman-Chimay

El Château de Chimay se encontraba en el condado de Hainaut, Bélgica, cerca de la frontera francesa. El título poseía un largo y noble pedigree. Era del estilo de la vieja monarquía francesa, en la cual “Príncipe” era un rango que mostraba el grado de relación con la Corona. La esposa de aquel tipo de príncipe devenía en Princesa, por lo tanto Clara se convertía, con entera legitimidad, en una princesa europea. El hecho de que su esposo le doblara en edad, fuera demasiado pobre y, probablemente, no fuera muy atractivo, debieron haber sido consecuencias menores. Contrajeron matrimonio en París, el 19 de mayo de 1890.


Clara no sería propiamente llamada “Princesa de Caraman-Chimay” sino “Clara, Princesa de Chimay”. Dos hijos tuvo el matrimonio:

* Marie Elisabeth Catharine Anatole de Riquet, Condesa de Caraman-Chimay (1891)
* Marie Joseph Anatole Pierre Alphonse de Riquet, Príncipe de Caraman-Chimay (1894)


El Castillo de Chimay, en Bélgica

Alrededor de 1896, el príncipe y la princesa Chimay estaban cenando en París en un elegante establecimiento, cuando un grupo húngaro presente en el restaurante deleitó a la concurrencia con música gitana. Rigó Jancsi era el primer violinista.


Luego de una serie de encuentros secretos, Clara y Rigó escaparon en diciembre de 1896. Para consternación de la familia, el hecho salió en la prensa, relatando el viaje de la pareja a través de Europa hacia Hungría. Entonces el Príncipe Joseph comenzó los procedimientos de divorcio, que se concretó el 19 de enero de 1897. La nueva pareja se casó en 1904 y se mudó a Egipto, donde la ex princesa de Caraman-Chimay se introdujo en la lectura y la escritura. Sin sorprender a nadie, Clara pronto se encontró con que sus recursos disminuían. Los cofres de la familia Chimay, que nunca estuvieron muy llenos, le estuvieron cerrados y aunque Clara era inventiva, su familia americana debió intervenir de tiempo en tiempo para arreglar sus entreveradas finanzas.



"Idylle Princière", litografía de Toulouse-Lautrec que representa a Clara y Rigó en 1897


Sus principales talentos eran ser bella y ser famosa. Ella combinó ambos para lucirlos en los escenarios, incluyendo el Folies Bergêre y probablemente también el Moulin Rouge, donde lucía extravagantes disfraces. Ella llamaba a esas presentaciones sus poses plastiques. Fue fotografiada y representada en numerosas tarjetas postales durante el período eduardiano, a veces en poses plastiques, a veces en trajes más o menos convencionales. El emperador Guillermo II dijo que debió prohibir la publicación de sus fotografías en el Imperio porque encontraba a su belleza “perturbadora”.


Probablemente sus ingresos eran suficientes para que la pareja viviera razonablemente bien. Pero el idilio no duró mucho, pues Rigó le fue infiel. Se divorciaron poco después de su boda y Clara se casaría posteriormente dos veces más, una con el italo-español Peppino Ricciardo y otra con el italiano Cassalota. Se cree que casi inmediatamente después de su cuarto matrimonio, Clara falleció en Padua, Italia, el 9 de diciembre de 1916.



Pose plastique de Clara (1905)


2 comentarios:

  1. he estado leyendo lo de las herederas que se casaron por el titulo con principes alemanes, franceses con nobles ingleses, pero dice muy poco sobre matrimonios españoles, ¿por que?

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  2. Milady Trinity:

    Hay indudablemente una identificación cultural con Inglaterra: las norteamericanas encontraban una identidad paralela con los ingleses dada su condición de antigua colonia, más allá de que la nobleza de aquel país era la de mayor prestigio allende los mares.

    Por otro lado, la selección de alemanes o franceses iba por un simple tema de conocimiento. Cuando las clases altas británicas realizaban su Grand Tour, el recorrido obligado era Francia e Italia, con variaciones hacia Suiza, Austria y Alemania (España estaba prácticamente fuera del itinerario). Por extensión, estos destinos obligados eran imitados por los viajeros norteamericanos.

    Finalmente -y esto es una apreciación personal-, la nobleza de España tenía muy arraigado su sentido de casta, en sus tradiciones y su cultura, lo que significaba que no eran partidarios del ingreso de extranjeros, aunque vinieran cargados de dinero, a sus círculos cerrados.

    Mis saludos

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