martes, 30 de marzo de 2010

El esplendor sin par de las Joyas de la Corona

Las joyas de la Corona del Reino Unido refieren a la Corona de Inglaterra, que como tales fueron agregadas desde la Unión de las Coronas en 1603. Tanto Escocia, como Gales e Irlanda, monarquías que en su momento fueron independientes, poseen su propia regalía de coronación. El término colectivo “Joyas de la Corona” denota la regalía y vestimenta usadas por el soberano del Reino Unido durante la ceremonia de coronación y otras funciones oficiales en representación del Estado.

Se incluyen en el término a los siguientes objetos: coronas, cetros, orbes, espadas, anillos, ampollas, espuelas, colobium sindonis (túnica de lino), dalmática, armillae y el manto real o palio, así como otros varios objetos relacionados con la ceremonia en sí misma. Muchos de ellos provienen directamente del período previo a la Reforma protestante y tienen una connotación religiosa y sacra.



La historia de las joyas de la corona se remonta al siglo XII, en el período anglo-sajón de Inglaterra, pero la colección ha cambiado innumerables veces durante los siglos (Ya se habían perdido con el rey Juan en 1216 durante su paso por The Wash y el joven Henry III fue coronado en Gloucester ese mismo año con un círculo de oro). La razón es simple: reyes y familiares de reyes han tenido que empeñar sus joyas para poder hacer la guerra, reconstruir palacios destruidos y pagar dotes reales.


Hay catalogadas 22.599 piezas invaluables, custodiadas en la “Torre de Londres”. Un equipo de contadores y estudiosos de piedras preciosas comenzó a inventariar la suntuosa colección. Al principio, todos creían que el producto del trabajo sería esencialmente un listado de la ubicación y condiciones de las piezas. Pero, a medida que recopilaban datos, los investigadores quedaron atónitos al descubrir innumerables historias desconocidas sobre la realeza (y, por tanto, del pasado británico) que condensaban cada uno de los objetos sumariados. Al fin, el catálogo real se volvió un meticuloso trabajo histórico enfocado más sobre las debilidades humanas encarnadas en reyes y reinas que el valor histórico de los diamantes y perlas.







Coronas


La colección contiene varias coronas, algunas de las cuales han sido usadas por todos los soberanos, otras hechas personalmente para algunos o para las reinas consortes. La típica corona de un rey tiene una cima ligeramente punteada por arcos, mientras que la de una reina es ligeramente inclinada.


Corona de San Eduardo


La corona de San Eduardo es la pieza más importante de las joyas de la Corona británica. Fue elaborada para la coronación de Charles II en 1661. Hecha en oro, su diseño consiste en cuatro cruces patadas y cuatro flores de lis, con dos arcos sobre la cima. Surmontando los arcos hay una cruz patada enjoyada. La corona incluye 444 piedras preciosas. Dos de las tres perlas pendientes de la cruz fueron usadas por Elizabeth I, la Reina Virgen. Esta corona es utilizada a lo largo de la mayor parte de la ceremonia de coronación y se ha dicho por un gran número de monarcas que es extremadamente pesada y difícil de usar. Elizabeth II optó por llevar una representación estilizada de esta corona con imágenes del escudo de armas del Reino Unido.





Corona del Estado Imperial


Es quizás la más conocida de las joyas reales. Se utiliza en pocas ocasiones. Una de ellas es, por supuesto, la coronación (cuando el nuevo monarca abandona Westminster Abbey) y además durante la apertura anual de las sesiones parlamentarias. Hasta el año 1838 se utilizaba la corona de San Eduardo pero la Reina Victoria decidió sustituirla por la del Estado Imperial. Como la corona resultó excesivamente pesada, fue modificada durante su reinado, para alivianarla un poco. Un siglo después, para la coronación de George IV, la joyería Garrard volvió a hacerle cambios, en este caso bastante importantes.





Actualmente esta joya tiene un peso cercano al kilogramo, y una altura de 31.5 cm. Está hecha de oro y tiene cuatro cruces patadas y cuatro flores de lis, con dos diademas sobre la cima surmontadas por otra cruz patada. Incluye 2.868 diamantes, 273 perlas, 17 zafiros, 11 esmeraldas y 5 rubíes. En el centro de la cruz inferior lleva el Rubí del Príncipe Negro (actualmente un espinel), procedente del Monasterio de Santa María la Real de Nájera y que fue llevado a Inglaterra como botín del Príncipe Negro tras prestar ayuda a Pedro I de Castilla en sus guerras. Debajo de éste se halla el diamante Cullinan II, también conocido como “Segunda Estrella de África”, de 317.40 quilates.






Corona Imperial de India


Fue creada cuando George V visitó Delhi como emperador de la India. Para prevenir el empeño de las Coronas reales, la ley británica prohibió sacarlas del país. Por esta razón fue hecha una nueva. Ésta no ha sido usada. Está guardada junto al resto de las joyas de la Corona, aunque no forma parte de ellas. Es la única corona de un monarca británico que tiene ocho diademas, a la manera de las coronas europeas continentales, en lugar de seguir con la tradición de las coronas británicas, las cuales tenían sólo cuatro.





Diadema del Estado de George IV


Fue realizada en 1820 para que este monarca la luciese durante su traslado a Westminster antes de ser coronado. Posteriormente fue usada por la reina Victoria en la procesión de su coronación y en la actualidad Elizabeth II la emplea para su llegada a la ceremonia de apertura del Parlamento. En realidad se trata de una corona abierta de diamantes (consta de 1.333 diamantes y 169 perlas). Está adornada con ocho florones, cuatro con forma de cruz patada y otros cuatro formados por los emblemas vegetales de los territorios que integran el Reino Unido: la rosa Tudor por Inglaterra, el cardo por Escocia y el trébol por Irlanda.









Corona Pequeña de la Reina Victoria


Es una corona de tamaño muy pequeño, nueve centímetros de ancho y diez de alto, realizada con 1.187 diamantes. Fue encargada por la reina Victoria en 1870 al resultarle la Corona del Estado Imperial muy pesada e incómoda. Al igual que las Coronas de San Eduardo y del Estado Imperial, está decorada con ocho florones con forma cruz patada y flores de lis, que se alternan, y está cerrada con cuatro diademas rematadas con un orbe cruzado situado encima.






Las Coronas de María de Módena


Diadema del Estado — Usada por ella en su camino a la ceremonia de coronación y también por todas las reinas consortes hasta la ascensión de Victoria.




Corona de Coronación — La joya con la que fue coronada fue confeccionada en 1685 y, como era la norma, estaba decorada con piedras alquiladas: 38 diamantes grandes, 523 diamantes más pequeños y 129 grandes perlas. En el círculo de oro se alternaban 4 cruces y 4 flores de lis hechas de diamantes y sobre las cruces tenía cuatro medios arcos. Un globo se encontraba al centro, con una cruz hecha de 5 diamantes y 3 perlas. Fue usada por todas las siguientes reinas consortes hasta 1831 e incluso la llevaron las reinas reinantes Mary II de Inglaterra y Ana de Gran Bretaña. La joya se encuentra hoy en el Museo de Londres.



Corona del Estado — Usada para la procesión fuera de la Abadía y puesta para otros usos posteriores.


Otras coronas


Las reinas consortes, esposas de los reyes, tradicionalmente usaban la Corona de María de Módena, consorte de James II. En 1831 Adelaida de Saxe-Meiningen, consorte de William IV, al juzgar la corona como demasiado vieja y teatral, la reemplazó por una con 4 medios arcos, la Corona de la Reina Adelaida, para la coronación de su esposo. En 1838, cuando estaba en proceso la planificación para la coronación de Victoria, la corona de Módena fue descripta como “extremadamente pequeña y por razones de edad y desuso está en estado de franca decadencia”.




Con la muerte de Victoria en enero de 1901 fueron sesenta y cuatro años en que el Reino Unido no tenía una reina consorte coronada, puesto que el Príncipe Alberto nunca fue coronado como consorte. Al año siguiente se decidió que ni la corona de María de Módena ni la de la reina Adelaida serían usadas para la primera coronación de una reina consorte en siete décadas. En su lugar se crearía una nueva, nombrada a partir de la Reina Alexandra (nacida princesa de Dinamarca).


Corona de la Reina Alexandra


La consorte de Edward VII llevó un diseño que se alejaba del estilo tradicional de las coronas británicas, sino que era más afín a las coronas reales europeas. Era más plana y con más arcos, ocho en total. En el arco frontal había una cruz enjoyada que sostenía el Diamante Koh-i-Noor. Al igual que las futuras coronas de la Reina Mary (1911) y de la Reina Elizabeth (1937), los arcos eran desmontables, permitiendo que la corona fuera usada como un aro simple.







Corona de la Reina Mary


Una nueva corona, más al estilo tradicional de Gran Bretaña, fue confeccionada para Mary de Teck, consorte de George V, cuando fue coronada en 1911. Era de ocho medios arcos y contenía 2.200 diamantes de diferentes tamaños, incluyendo el Koh-i-Noor, el Cullinan III y el Cullinan IV. En 1914 éstos fueron reemplazados por modelos de cristal y los originales fueron usados en 1937 para la corona de Elizabeth Bowes-Lyon, su nuera.




Contrariamente a otras coronas anteriores (con excepción de la de Alexandra de Dinamarca), fue especialmente diseñada para que sus diademas pudieran ser removidas y pudiera ser usada como un aro. De esta manera la Reina Mary la usó para la coronación de su hijo George VI y en varias ceremonias de Estado presididas por su nieta, Elizabeth II. Desde la muerte de la Reina Mary en 1953, su corona de consorte no ha sido usada.




Corona de la Reina Elizabeth


Fue realizada para Elizabeth Bowes-Lyon con motivo de la coronación de su esposo George VI en 1937. Es la única de toda la colección que está realizada con platino. Sigue el diseño de la Coronas de San Eduardo y del Estado Imperial (con florones con forma de cruz patada y flor de lis, cerrada con cuatro diademas y rematada con un orbe cruzado). En 1953 la Reina Elizabeth, la Reina Madre, lució esta corona sin diademas durante la ceremonia de coronación de su hija Elizabeth ya que es posible desmontarlas fácilmente. También descansó encima del ataúd de la Reina Madre durante su funeral en 2002.




La Corona de la Reina Elizabeth contiene el diamante más antiguo conocido: Koh-i-Noor (‘montaña de luz’), que había sido descubierto en 1304 y que terminó siendo ofrecido a la reina Victoria. Este diamante cuenta con una leyenda según la cual los hombres y mujeres que lo porten obtendrán gran poder pero los primeros morirán trágicamente. El Koh-i-Noor, de 105 quilates (21,6 gramos), fue tallado de nuevo en 1851 y, antes de que fuese elaborada la corona de la Reina Elizabeth, ya había sido utilizado en las coronas de sus antecesoras, las consortes de Edward VII y de George V. La India, Pakistán e Irán han reclamado su devolución.




Otros objetos


Los monarcas del Reino Unido cuentan entre sus insignias con dos cetros (el Cetro de la Cruz, que incorpora el diamante Cullinan I, también conocido como la Gran Estrella de África, de 530 quilates, y el Cetro de la Paloma, en cuyo extremo superior tiene la figura de una paloma que simboliza el Espíritu Santo) y dos orbes (el Orbe del Soberano, realizado en oro y rematado con una cruz enjoyada, y el Orbe Pequeño, realizado en 1689 para María II de Inglaterra).


En la coronación se emplean cinco espadas de uso ceremonial: la Espada Enjoyada del Ofrecimiento, donde figuran los emblemas vegetales de los territorios del Reino Unido: la rosa por Inglaterra, el cardo por Escocia y el trébol por Irlanda; la Espada del Estado, que es sostenida por el Lord Gran Chambelán delante del monarca; las Espadas de la Justicia Espiritual, de la Justicia Temporal y de la Misericordia.


El Anillo de la Coronación, realizado en 1831, es el símbolo del «matrimonio» del soberano con la nación. Para ungir al monarca, el Arzobispo de Canterbury utiliza la Cuchara de la Unción y el óleo es extraído de la Ampolla, que es una vasija de oro con forma de águila. También se usan los Armíllae (‘brazaletes’), que están realizados con oro y simbolizan la sinceridad y sabiduría.

1 comentario:

  1. Excelente entrada, muy detallada. Siempre me apasionaron los objetos reales y, sin duda, los de la Corona Britànica son los mejor conservado. Por desgracia los de la Corona Espanola se han perdido con el teiempo, aunque bien es cierto que los monarcas hispanos no eran coronados por lo cual no existìa una corona como tal, en Castilla/Aragon y luego Espana el monarca ascendìa al trono por proclamaciòn, no por coronaciòn, es decir, mediante el alzamiento del pendòn real...no obstante si que existìan joyas reales con la legendaria perla peregrina, hoy por juegos del destino (o mejor por el robo por parte de las tropas napoleònicas) en manos de Elizabeth Taylor.

    Un saludo.

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